Esta historia se divide en dos partes
I.
—¿Donde se encuentra el hermano Wukong?
—Quizás está enfermo.
—¡Enfermo, dice! No más que excusas. Ese viejo mono no es más que un mentiroso de la peor calaña. Sólo se esconde para pasar tiempo con la otra rata.
Se encontraba un grupo de amigos tomando la cena en la montaña de las flores y frutos, al otro lado de la cortina de agua, justo frente a la mansión de piedra del rey de los monos. Tenían una mesa de piedra posada debajo de un árbol de Neem con frutas y platillos variados sobre ésta; el olor era exquisito y el ambiente era agradable. Con la brisa nocturna besando sus rostros. Apenas habían pasado dos horas desde la ida del crepúsculo y querían pasar el tiempo reunidos como la hermandad que eran. Sin embargo, faltaban dos hermanos; el mono de la piedra y el macaco de seis orejas. Ninguno daba señales de vida desde hace media hora y los demás se empezaban a molestar.
—Tengan paciencia con ellos. Todos sabemos que son pareja ¿No es así? —Dijo Elefante xiōngdì mientras tomaba una ciruela de la mesa.
Ese comentario, inevitablemente, hizo que surgiera una sensación de molestia en Azure, quien bebía vino blanco en silencio al fondo de la mesa. Quería convencerse de que no, de que la relación entre el gran sabio y el macaco de seis orejas no tenía un gran efecto en él. Quería convencerse de que no le importaba lo que hacían detrás de las puertas. Pero, inevitablemente, le producía una gran molestia imaginarlos juntos.
Los celos le estaban carcomiendo y él, realmente, no se sentía mal por eso.
De la casa de piedra salió el mono de pelaje oscuro sin su distinguida capa de color escarlata. Parecía tener prisa. Los hombres en la mesa le llamaron la atención desde su sitio.
—¡Liu'er Xiōngdì! —Exclamó el toro— ¿Dónde está ese mono idiota?
—No se preocupen, hermanos, él está bien. —Respondió con una sonrisa calmada— Simplemente estamos en esa época del año.
«Esa época del año»
¿A qué se refería? ¿En qué época del año necesitaba el gran sabio aislarse lejos?
Oh.
La época de apareamiento.
Azure se levantó de su asiento apresuradamente y se acercó al mono de pelaje oscuro dando grandes zancadas.
—¿Qué es lo que quieres? —Le interrogó Macaque con una notoria molestia. Como si pudiese leer las segundas intenciones del león.
—¿Wukong se encuentra en celo?
—¿Por qué quieres saber?
—Entonces sí lo está ¿Y tú te vas así como así? ¿No eres su pareja?
Macaque arrugó su nariz con molestia. —Lo que hagamos él y yo al otro lado de las puertas no es de tu incumbencia. Hace meses organicé una reunión con los dragones del Este para arreglar un percance que tengo con ellos y si no me aparezco seguro nos declaran la guerra. No puedo estar aquí.
«Si fuera yo, nada sería más prioridad para mí que su bienestar» pensó Azure.
—¿Y no pudiste re-organizarla?
—¡Te digo que es una cuestión que lleva meses de arreglo! No puedo simplemente hacer eso. Y no es como si lo entendieran. Cómo tú no entiendes en este momento que necesito irme.
—Tal vez yo pueda ayudarle. Llevarle agua fría o comida si lo necesita.
—Oh, no. —La expresión en el rostro de Macaque se volvió amenazante—. Si llegas a cruzar la puerta de la mansión siquiera juro que te arrancaré los testículos con las manos.
Azure frunció el ceño. —Sólo me preocupo por nuestro yì xiōngdì.
—Pues si aprecias la hermandad que nosotros compartimos no te asomaras ni un poco a la habitación de Wukong. Ni siquiera girarás a ver la mansión de piedra. Júralo por esta amistad, Azure. Júrame que no intentarás nada. —Demandó Macaque con un tono amenazante. Había un aura oscura en su rostro y, al mismo tiempo, un brillo peligroso en sus ojos. Estaba hablando en serio.
Entonces, resignado, Azure contestó:
—Lo juro.
Pero él nunca había sido un hombre honesto. Y la amistad entre él y Macaque era casi inexistente.
(...)
Cuando Azure entró a la mansión de piedra era un lugar totalmente vacío y sombrío. Las paredes estaban pintadas de un color blanco como el jade y habían diseños de distintas frutas y flores pintadas con tinta de distintos colores. Fue avanzando en total silencio mientras sus yì xiōngdì estaban dirigiéndose a sus respectivos hogares allí afuera. Sin embargo, él seguía ahí.
Entonces, lo escuchó.
Un gemido.
Al fondo del pasillo, en la habitación del rey, resonó contra las paredes un sonoro gemido. Luego, un jadeo entrecortado y seguido le fueron varios gimoteos lastimeros.
Azure supo inmediatamente que se trataba de Wukong. Una sensación de quemazón surgió en su plexo solar y bajó por todo su cuerpo como un electrochoque cuando escucho otro gemido sonoro viniendo del mismo lugar. Su entrepierna palpitó con anticipación.
Su mente se dirigió hacia la cocina por un cuenco de piedra. Un poco de agua es lo que le haría falta al rey. Qué bueno que había un estanque a las afueras de la mansión. Y allí fue.
Mientras vertía agua en el cuenco y dejaba que la sensación fría de ésta calmase sus reacciones, se tuvo que convencer a sí mismo de que no quería. Que no quería ir a esa habitación y poseerlo, destruirlo, demostrarle a ese estúpido mono de seis orejas que él era quien le satisfacía y nadie más. Sin embargo, sería injusto para Wukong. Él estaba en un estado bastante vulnerable y quería mostrarse discreto ante él.
Pero es que cada vez que se acercaba a la puerta, los gimoteos y jadeos se hacían más y más altos. E incluso podía escuchar el chasquido viscoso del jugueteo en su entrepierna. Oh, sólo de imaginar lo mojado que debía de estar hacía que volviese ese calor en el plexo solar y su miembro palpitaba entre sus pantalones. Estaba ansioso...
Sabiendo que no estaba en condiciones para siquiera responder, Azure omitió tocar la puerta de su habitación y simplemente la abrió; un olor dulzor en el ambiente y un calor húmedo y denso fue lo que lo recibió. Luego, lo que vió casi hizo que dejara caer el cuenco con agua al suelo.
Estaba ahí, indefenso, en un nido que él mismo creó con lo que tenía a su alrededor. Se encontraba completamente desnudo y se aferraba a la capa roja de Liu'er; esa capa cuya ausencia notó cuando vió al mono de seis orejas salir del hogar. La olfateaba, la envolvía con sus piernas, la apretaba con sus muslos y se frotaba contra ésta mientras sus dedos se movían por los pliegues de su vulva; jugando con el clítoris e introduciéndolos eventualmente. De su boca salían sonidos de los más obscenos. Azure nunca lo había visto así de vulnerable, de dispuesto. Era como ver a una presa entregándose en bandeja de plata para que él le devorase entera y estaba dudando en si realmente hacerlo o no.
Las ansías crecían. Y el bulto en sus pantalones no dejaba de palpitar doloroso debajo de la tela.
Vió como Wukong se removió en su cama y empezó a hablar; un tono de voz flojo y ahogado.
—Mac... Mgh... —Balbuceó—. Macaque... Mi amor... ¿Eres tú? —Cuestionó entrecortadamente. Su respiración agitada evitándole expresarse con claridad—. Ven aquí... Ngh... Te necesito...
Azure dejó a un lado el cuenco de agua y dijo sonoramente: —Mi rey...
Sun Wukong se incorporó de inmediato, el rostro rojo como un durazno maduro. Se cubrió apresuradamente con la tela de la capa al reconocer la voz que lo llamaba.
Sin embargo -y así lo notó Azure- todavía seguía frotándose descaradamente debajo de su cubierta. Y su pecho subía y bajada sin control. Todavía estaba cegado por la lujuria que estaba experimentando, y aún así, patéticamente, lo intentó disimular.
—¡Azure! —Exclamó de forma entrecortada— ¿Qué... Qué haces... Mgh...? —Necesitaba darse pausas por su respiración agitada— ¿Qué haces aquí?
—Liu'er xiōngdì me comentó que estaba pasando por su celo y quería estar aquí para lo que necesite. —Contestó con un tono de voz calmado, acercándose a él con pasos cuidadosos. Como si no sintiera desesperación. Como si no qusiera devorarlo en ese momento.
—Qué considerado de tu parte, Azure... —Dijo Wukong en respuesta.
Seguía sentado sobre la cama; el pelo vuelto una maraña desastrosa y aún seguía frotando sus muslos juntos con el propósito de conseguir algún roce que aliviara su doloroso estado. Azure posó una mano en su mejilla, ganándose como respuesta un lastimero gimoteo y el rostro del mono de piedra arrimándose contra él, en busca de más tacto. Se veía tan patético. Tan vulnerable. Tan dispuesto.
Wukong, tímidamente, se deshizo de la capa que lo cubría y abrió las piernas lentamente dejando, expuesta, su húmeda y desatendida intimidad. Empezó nuevamente el jugueteo desesperado con los dedos, dejando salir de nueva cuenta gemidos y jadeos agitados mientras miraba a Azure con intensidad a los ojos. El contrario estaba sin palabras; nunca había visto ese lado tan desvergonzado de él. El calor lo estaba sofocando.
Azure bajó la mano de su rostro y fue viajando por su cuerpo. Tanteando cada rincón con los dedos, asegurándose de que no era un espejismo. Que era real y estaba justo frente a él, mostrando una faceta de sí mismo que nunca imaginó siquiera que llegaría a ver. Quería memorizarse cada una de sus esquinas; sus cicatrices, sus estrías, la curvatura su cuello, la protuberancia de su nuez de Adán, su ombligo... Como si estuviese leyendo un poema en braille. Quería tocarlo todo.
Paró en su muslo derecho y lo apretó, sacando un gemido entrecortado del rey.
Su mano, entonces, se metió en la cara interior del mismo muslo, interrumpiendo la faena de Wukong, y empezó a rozar con el pulgar los pliegues de su vulva de arriba a abajo, sintiendo lo mojado que estaba debajo de su tacto.
Dibujó una sonrisa en su rostro. —Gran sabio, quién le viera... Tan empeñado a darse a respetar, sin embargo ¿Qué pensarían en el cielo si vieran como se abre de piernas al primero que ve para aliviar su líbido cómo una puta?
Wukong no se podía defender siquiera, estaba demasiado sometido a ese mar de sensaciones. A cómo flaqueaban sus piernas ante cada cosquilleo. A cómo se intensificaba el sofocante calor que nublaba sus sentidos.
Su perdición fue cuando Azure introdujo un dedo en su entrada y lo empezó a penetrar en un vaivén acelerado. Wukong se aferró a su brazo izquierdo, clavando sus garras en éste mientras soltaba lloriqueos impacientes. Azure podía sentir sus espasmos bajo su tacto. Como sus piernas temblaban...
—Mira lo mojado que estás... Sólo para mí, mi vida. —Le susurró Azure al oído para luego empezar a besar sus mejillas— ¿Te gusta como te toco?
Wukong sólo pudo asentir mientras arrimaba su entrepierna a la mano contraria con un movimiento paulatino de las caderas.
Azure no se podía sentir más complacido. Además de tener a su merced al hombre que llevaba amando por tanto tiempo, también tenía la satisfacción de quebrar a ese horroroso mono de seis orejas. Oh, cuántos celos le tenía. Cómo Wukong se le acercaba, como le abrazaba, cómo se susurraban cosas y se toqueteaban poco disimuladamente... Ahora sería él quien recibiera toda esa atención. Sería él quién haría a Sun Wukong retorcerse debajo de su tacto.
Se quitó los pantalones, dejando en libertad su hinchado y palpitante miembro. La punta goteaba con pre-semen y habían unas venas protuberantes y marcadas por toda la extensión. Tomó al mono dorado de la cintura; quedando fascinado por el hecho de que sus dos manos pudiesen enbolverla completamente; como si estuviese hecho para que encajase con él y sólo con él. Frotó la punta varias veces contra el clítoris del rey, sacándole gimoteos impacientes.
—Azure... —Se quejó Wukong.
—¿Qué sucede? —Cuestionó Azure como si no supiese lo que tanto anticipaba el sabio.
—Métela. —Rogó desvergonzadamente—. Quiero sentirte, por favor...
El león no pudo evitar verse sorprendido nuevamente ante esa reacción tan descarada. Ante sus imploraciones obscenas y el rojizo de sus mejillas que bien se podría confundir con el tono cobrizo de su pelaje. Le encantaba esa faceta de su rey. Y se juraría grabarla en su memoria. Beberse cada una de sus expresiones, de sus suspiros, jadeos y gemidos para quedarse borracho por el resto de su vida.
Introdujo lentamente la extensión dentro de la vulva de Wukong, soltando un largo y ronco gemido. Estaba tan estrecho, húmedo y cálido. Sus paredes aprisionándolo, succionándolo. Se sometió tanto en esa sensación que Wukong empezó arrimarse contra él en busca de más tacto; poderse follar a sí mismo con la verga de Azure.
No duró mucho, pues el león apretó su agarre en las caderas, hundiendo sus dedos en su rojizo pelaje, y empezó a embestirlo repetidas veces en un vaivén frenético. Empeñado a saborear cada segundo en el que estaba en el interior de su rey.
Los gemidos de Wukong se podían escuchar por toda China y parte de la India, Corea y Mongolia si era posible. Se encontraba demasiado sumido en las sensaciones, en el éxtasis que estaba experimentando. Era demasiado. El rechinar de la cama, el movimiento de ambos cuerpos, el sonido húmedo de su interior cada que Azure salía de él y entraba nuevamente. Todo aquello lo estaba sobreestimulando. Por lo tanto, se aferraba a la espalda de Azure, clavando sus garras de tal manera que empezó a sangrar y gotitas carmesí mancharon su azulado pelaje.
—¡Azure! —Gimió su nombre ruidosamente—. Azure, Azure, Azure... Tan... Mgh. —Ocultó su rostro en el cuello contrario mientras pasaba sus brazos debajo de los fuertes y fornidos del león, dejando sus manos aferrarse a sus hombros—. Tan grande...
Azure se sentía pleno. Pleno por haber domado al espíritu más indomable de esta tierra; por tenerlo completamente a su Merced, abierto de piernas contra un montón de almohadas, dejando que lo follara con fuerza y sin vergüenza alguna. En medio del desastre debajo de su cuerpo, divisó la tela carmín de la bufanda de Macaque, y no pudo hacer más que molestarse. Lo tomó con una mano y lo lanzó a alguna parte de la habitación.
Tomó a Wukong de las caderas y lo alzó de tal manera que él quedó de espaldas contra la cama y Wukong sobre él, montándolo con desespero. Subiendo y bajando, viendo como su miembro aparecía y desaparecía ante cada sentón.
—¿Quién es más grande, mi rey? —Cuestionó, tomándolo de la cintura— ¿Yo o él?
Hubo una pausa silenciosa antes de que Wukong respondiera en la que lo único que se escuchaba era el húmedo sonido de la entrada y la salida.
—Tú... —Contestó finalmente.
—¿Y quién te satisface más, hum? ¿Yo o él?
Empezó a ser Azure quien controlaba las embestidas. Metiéndolo y sacándolo con una lentitud que estaba enloqueciendo al mono de piedra.
—¡Tú! —Respondió—. E-Eres tú... Mgh...
—¿Ah sí? ¿Dices que te conciento mejor que tu pareja? —Preguntó, acelerando un poco las embestidas.
—Sí... Sí, Azure... Sólo tú, Dios... —Rodó los ojos hasta la paste posterior de su cráneo—. Eres tan bueno... Perfecto para mí...
—¿Con que sí? Mmm... —Tomó de la cintura afelpada con fuerza y empezó a penetrarlo frenéticamente de nuevo. Sólo se escuchaba el sonido de las pieles chocando, la cama rechinando, y el chasquido de sus fluidos—. Debería dejarte embarazado para que todo el mundo sepa que sólo yo puedo satisfacerte de esta forma, mi vida...
—¡Sí! —Exclamó Wukong, cegado por la lujuria—. Por favor, córrete dentro de mí... Por favor...
El cuarto se llenó de una maraña sonora confusa. Entre los gemidos, los jadeos y los balbuceos se pasó el tiempo. Y ambos podían sentir acercarse el orgasmo.
Cuando Azure sintió que estaba cerca de venirse, se aferró a Wukong y lo abrazó, embistiéndolo con más fuerza que antes.
—Mi rey, mi rey, mi rey... —Balbuceó contra su piel. Contra su pelaje pelirrojo y la piel expuesta de su pecho—. Soy completamente devoto a vos... —Sacó el rostro de su pecho y empezó a besarle el rostro—. Mira lo hermoso que sois...
—Azure...
Le tomó del rostro y lo empezó a besar. Eran chasquidos, jadeos, y gimoteos entre beso y beso. Las manos de ambos aferrándose al cuerpo del otro, asegurándose de mantenerse lo más unidos posible. Enredarse de tal manera que sería difícil distinguir cuando un cuerpo terminaba y el otro comenzaba. Wukong enredaba su cola en una de las piernas de Azure mientras éste le penetraba, cada vez más cerca del orgasmo.
Y con un ruidoso y ronco gemido, se vino dentro de su rey. Hecho una maraña de espasmos y maldiciones balbuceadas.
Se incorporó sobre su cuerpo, aún sosteniendo su cintura con una mano, y salió de él delicadamente. Dejando un sonido húmedo consigo. El líquido blanco salía de la dilatada entrada y manchaba las sábanas. Introdujo otra vez su miembro lentamente, mientras que el contrario jugaba con su clítoris. No resistió por más tiempo y se vino dando fuertes espasmos.
Habiendo terminado, Azure se acercó a él para besarle el rostro mientras éste recuperaba la respiración. Y se quedó dormido ante la atención que recibió.
Después de un rato de haber recuperado las fuerzas Azure se vistió nuevamente y salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado. Caminó por los pasillos de la casa de piedra sin prisa de salir de ésta. Había pasado una noche maravillosa.
A las afueras del hogar encontró con Macaque quien, al verlo salir, abrió los ojos con demasía. El ceño fruncido con fuerza, los ojos abiertos de par en par y el morro torcido con desagrado. Azure tuvo que aguantarse las ganas de sonreír.
—Buenos días, Liu'er Xiōngdì. —Fue lo único que dijo mientras abandonaba el territorio que pertenecía al hogar del rey de los monos.
II.
A las afueras del hogar encontró con Macaque quien, al verlo salir, abrió los ojos con demasía. El ceño fruncido con fuerza, los ojos abiertos de par en par y el morro torcido con desagrado. Azure tuvo que aguantarse las ganas de sonreír.
—Buenos días, Liu'er Xiōngdì. —Fue lo único que dijo mientras abandonaba el territorio que pertenecía al hogar del rey de los monos.
Macaque, con los ojos abiertos de par en par y los puños apretados con una fuerza peligrosa, no impidió que el león se fuera. Lo tomó del brazo y apretó sus garras en la carne. Los ojos inyectados de sangre y la ira que corría por sus venas lo hacía vibrar de tal manera que todas sus palabras morían en su garganta.
Soltó su brazo de repente, sangre corriendo de donde había dejado sus uñas, pero Azure seguía sin inmutarse. No mentiría que de cierta forma sentía algo de miedo por las reacciones del mono de sombras, pero tampoco negaría que aquello le daba demasiada satisfacción.
Mihou era un malcriado. Una rata consentida por el rey de los monos, quien siempre tuvo una preferencia por él.
Macaque sabía cuánto amaba Azure al gran sabio. Él sabía y por eso es que con orgullo se reía en su cara mientras recibía abrazos, besos y caricias de Wukong. Ni siquiera abría la boca, pero Azure sabía lo que pensaba. Sabía que le decía: "Mira quién es el que recibe toda su atención" a través de sus sonrisas llenas de soberbia.
Él también quería quebrarlo. Quería hacerle darse cuenta que no era el único.
—¿Qué pasa, Liu'er? —Preguntó con una sonrisa condescendiente— ¿Qué te tiene tan enojado?
—Tú... ¡Te dije que no...! —Las palabras morían en la boca de Macaque. Sentía tanta rabia en ese momento.
—Oh. Si te hace sentir mejor, no miré la mansión de piedra. Estaba demasiado oscuro para ver cualquier cosa.
Mihou se acercó a él dando grandes y furiosas zancadas. —Te juro que te destriparé con las manos desnudas. Lo juro. Te desfiguraré el rostro con mis propias uñas y...
—Qué curiosa y violenta reacción. —Opinó Azure—. Me pregunto, Macaque ¿Qué te enoja más? Que fuese yo quien lo hacía retorcerse debajo de mi cuerpo... Gimiendo mi nombre... O, acaso, te hace enojar más que lo hubiese disfrutado.
Macaque estaba temblando de la rabia. No soportó más y se abalanzó sobre el cuerpo ajeno; atentando a golpearle.
Cuando hizo el amago de lanzarle un puñetazo, Azure encerró su puño en una de sus manos.
—Vamos, Liu'er, eres mejor que esto. Sabes que la violencia es el arma de los ignorantes. —Comentó Azure, negando con la cabeza— ¿Tanto te enoja que te quitaran tus caprichos?
—Te voy a descuartizar. No me importa lo que digas. Vas a morir en mis manos. —Era lo único que podía decir, cegado por la ira—. Lo juraste, Azure. Lo juraste por nuestra hermandad.
Azure soltó una sonora carcajada. —¿Cuál hermandad? Entre nosotros nunca existió nada. Nunca nos juramos lealtad. No te debo nada.
Macaque apretó la boca y se lanzó a arañar el rostro del león, dejando tres cicatrices en una de sus mejillas.
Azure se alejó y se cubrió la mejilla con una mano. La herida ardía como mil infiernos.
Y, aún así, le dió la cara con una sonrisa de superioridad.
—Esto no cambiará lo que está hecho. —Dijo con malicia.
Una tercera voz se hizo presente soltando un bostezo flojo. Ambos se volvieron con precaución a la entrada de la mansión, encontrándose con el Gran sabio ya vestido con un hanfu casual y recién levantado.
—Ugh... No dormí nada. —Murmuró mientras se rascaba la parte posterior de su cabeza—. Buenos días...
Sus atención se dirigió inmediatamente al mono de seis orejas. —¡Macaque!—Gritó
Con una sonrisa en el rostro, corrió hacia su dirección e inmediatamente le abrazó. Siendo él unos cuantos centímetros más alto que Macaque, éste escondió su cabeza en su clavícula mientras la del rey yacía en su cabeza.
—¡Te extrañé tanto! No sabes el infierno que fue dormir sin ti...
Macaque se acomodó entre los brazos de su amado y correspondió el abrazo, viendo desde el hombro de Wukong a Azure quien tenía una expresión de frustración contenida en el rostro. Macaque sólo le sonrió con malicia.
—Puedo imaginarlo, mi rey. Tranquilo, no te volveré a dejar solo en un estado así de vulnerable... —Prometió mientras acariciaba la espalda de su amado.
Wukong se separó del abrazo y dejó un beso en el rostro de Macaque. Luego, se volvió hacia Azure y también le sonrió. Pero no era la misma sonrisa que usaba con Macaque y eso Azure lo pudo notar más que bien.
—Muchas gracias por... Ya sabes... Uh... —Wukong estaba nervioso. No quería decir las palabras en voz alta; le daban vergüenza—. Bueno, por ayudarme anoche. Eso fue bastante considerado...
Azure dejó salir por la nariz aire que no sabía que estaba reteniendo mientras miraba a un punto ciego detrás del mono de piedra. No quería ver a Macaque a los ojos; su orgullo le impedía tener que enfrentarse a esa sonrisa llena de malicia y soberbia.
Podía imaginarla diciéndole: "no importa lo que pase, a quién siempre querrá es a mí".
Clavó su mirada en el sabio y le regaló una forzada sonrisa complaciente.
—Ya sabe usted, mi rey, que soy completamente devoto a vos. Lo que usted me pida, yo lo cumpliré.
Y era verdad. Independientemente de lo que sucediese, él seguiría siendo susceptible a la grandeza de su hermoso rey.
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Son las 3:49 de la madrugada help bestie
Salió el 2do EP de la 4ta temporada en inglés ojalá me muera mañana
Hice esto re rápido y en la madrugada no pienso corregirlo LMAO sólo era para dejarlos con la satisfacción de la reacción
El Lionpeach en realidad es un ship muy bueno y merece más amor
La gente retrata a Azure como un abusador tóxico y obsesivo cuando, realmente desde mi punto de vista (y el de cualquier persona con conocimientos de alfabetización mediática), de haber un triángulo amoroso entre Azure, Wukong y Macaque, entre Macaque y él el más respetuoso sería Azure.
Azure es re genial ustedes simplemente interpretan personajes como si tuvieran la edad de los niños para los cuales está dirigida LMK
Chao
Fecha: 7-26 de Febrero del año 2023
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